María Fernanda Cabal: Una precandidatura conectada con la realidad del país.

Las múltiples candidaturas del partido Centro Democrático se van diluyendo rápidamente. Más temprano que tarde, muchos de los parlamentarios que anunciaron sus aspiraciones presidenciales, -que realmente no tenían ninguna posibilidad y parecían más bien una pobre estrategia para acaparar titulares que no logran por sus labores como congresistas-, han anunciado su adhesión al Pre Candidato Oscar Iván Zuluaga.

Paola Holguín y Carlos Felipe Mejía ya hicieron oficial su apoyo al excandidato presidencial para las elecciones de 2014. Las demás “pseudo-candidaturas” como la de Edward Rodríguez o Paloma Valencia, seguramente lo harán en las próximas semanas. La realidad es que esos apoyos no suman mucho, y que están descartados desde antes de su anuncio. Quedará en firme la aspiración de Rafael Nieto, quien, en un ejercicio valido y gallardo, dice que irá hasta la consulta interna sin negociar apoyos o estrategias políticas. Sin embargo, las posibilidades del exviceministro no pasarán de un ejercicio honesto pero desconocido.

Por el otro lado, se encuentra la precandidata María Fernanda Cabal, quien sin muchos bombos y platillos -como lo hicieron los otros- anunció de manera informal que recogía el pedido de cientos de ciudadanos en las regiones que le pedían que aspirara a ocupar la casa de Nariño. Sin que nadie del partido lo viera venir, la senadora se convirtió en un fenómeno político, después de una de sus intervenciones en la plenaria del senado. Hoy, las bases del partido se ven identificadas con la firmeza de “La Cabal”, quien no duda en poner los puntos sobre las íes en cada una de sus declaraciones.

Hoy, el expresidente Uribe parece cauto para demostrar su apoyo a uno de los candidatos y el partido sigue dubitativo para escoger la manera en la que se seleccionará el “gallo” que irá a la consulta interpartidista de centro derecha. Lo cierto, es que mientras el candidato Zuluaga suma apoyos parlamentarios -importantes, pero vacíos-, la senadora conquista con su discurso las bases del partido y aquellos sectores conservadores que ven en ella una posibilidad real de cambio en un Estado gigante e ineficiente. Mientras uno suma políticos, la otra suma voluntades y la formula con la que el partido elija, determinará lo que este espera de su candidato.

Si el sentimiento de las bases del partido continúa en esta tendencia, el partido terminará escogiendo, no un gallo, sino una gallina.

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