Con cada día que pasa, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) muestra su sesgo político, promoviendo el socialismo y el comunismo en la región. En lo que va del Paro Nacional, esta entidad ha mostrado su benevolencia con los grupos de extrema izquierda que buscan desestabilizar al país. De hecho, la entidad a expresado que los colombianos deben soportar cierto grado de “perturbación de la vida cotidiana” para respetar el derecho de la izquierda a destruir el país.
Sin embargo, la entidad guarda silencio sobre las violaciones de derechos humanos de la que son víctima la población colombiana por culpa de los grupos que “perturban la vida cotidiana”. Esta entidad no ha condenado la muerte de Salvador, un bebé que fue asesinado debido a que la ambulancia que transportaba a su madre a un hospital para dar a luz, le fue impedido el paso por los grupos que “perturban la vida cotidiana” a manera de protesta.
Tampoco condenó la muerte del capitán de la Policía, Javier Alberto Solano, quien era profesional en criminalística, con más de 20 cursos en los que se destacaban algunos en Derechos Humanos y prevención de accidentalidad; era técnico en explotaciones agropecuarias; especialista en Investigación Criminal y Máster en Docencia e Investigación Universitaria. Al capitán Solano le arrebataron la vida estos grupos “que perturban la vida cotidiana” con numerosas puñaladas.
Mucho menos se ha pronunciado por los más de 800 policías agredidos en las protestas de la izquierda colombiana. Ni ha expresado una sola palabra de solidaridad por los policías que casi mueren quemados en las calles o en los Centros de Atención Inmediata (CAI) por los grupos que “perturban la vida cotidiana”.
Protestantes intentan quemar vivos a policías colombianos con complacencia del la CIDH
Tampoco ha condenado los bloqueos de vías nacionales y locales que impiden el libre transito de personas y bienes de primera necesidad, lo que ha puesto en peligro el derecho al trabajo y a la seguridad alimenticia de la población colombiana. Ni le ha merecido su preocupación las millonarias perdidas económicas de las empresas colombianas que ponen en riesgo la estabilidad macroeconómica del país.
Pero la prueba reina de que la CIDH esta parcializada hacia la izquierda se presentó esta semana con el ataque al jurista colombiano, Carlos Bernal, quien era candidato a Magistrado de dicha entidad.
Según el jurista, hace varias semanas aceptó “de buena fe” una entrevista al panel de “expertos” sobre el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH). Dicho panel, informó Bernal, le envió unas preguntas en las que se basaría la entrevista. Pero el jurista colombiano expresó que el cuestionario que le enviaron es una oposición a su candidatura.
“Para mi gran desilusión, el panel no formula preguntas objetivas sobre mi experticia ni sobre mis ideas acerca de cómo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos puede mejorar sus funciones. Se trata más bien de preguntas que traslucen un ataque personal y fundado en prejuicios inaceptables en un foro de esta altura”, expreso Bernal en una carta.
A Bernal lo inquietaron preguntas sobre si aplicaría su fe cristiana o interpretaciones bíblicas en los casos que le corresponda resolver, si sus creencias podrían ser contrarias a los estándares del SIDH, y que si por sus convicciones religiosas podría tener ideas preconcebidas sobre el rol que deberían ocupar en la sociedad las mujeres o personas de grupos minoritarios.
“Considero que estas preguntas son irrespetuosas de la libertad de conciencia y de religión(…). Ese irrespeto a la libertad de conciencia, así como a mi intimidad, me legitiman para no responderlas”, manifestó.
Bernal añadió que las preguntas y cuestionamientos denotan un innegable sesgo ideológico en el panel, por lo cual anunció que no irá a la entrevista con el panel de expertos, programada para el 21 de mayo próximo.
“Asimismo, hago pública mi preocupación de que con este tipo de escrutinios se irrespeten también los derechos de otros candidatos a la Comisión o a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un examen como el propuesto tiene el potencial de deslegitimar a candidatos competentes mediante la propagación estratégica de prejuicios infundados”, añadió.
Esto demuestra el doble racero de la CIDH. Por un lado, defiende los derechos de los grupos de izquierda que desestabilizan a Colombia; por el otro, conculca los derechos a la libertad de conciencia, religión e intimidad del jurista Bernal –y de la población cristiana; y perpetua las violaciones de derechos humanos de las que son víctimas los policías colombianos y la sociedad civil que no está de acuerdo con el supuesto “Paro Nacional” promovido por la extrema izquierda y el exterrorista Gustavo Petro.