Tampoco condenó la muerte del capitán de la Policía, Javier Alberto Solano, quien era profesional en criminalística, con más de 20 cursos en los que se destacaban algunos en Derechos Humanos y prevención de accidentalidad; era técnico en explotaciones agropecuarias; especialista en Investigación Criminal y Máster en Docencia e Investigación Universitaria. Al capitán Solano le arrebataron la vida estos grupos “que perturban la vida cotidiana” con numerosas puñaladas.

Mucho menos se ha pronunciado por los más de 800 policías agredidos en las protestas de la izquierda colombiana. Ni ha expresado una sola palabra de solidaridad por los policías que casi mueren quemados en las calles o en los Centros de Atención Inmediata (CAI) por los grupos que “perturban la vida cotidiana”.