El nobel de paz: Un premio sobrevalorado
¡Cría fama y échate a dormir! Es la frase que resume a la perfección el Premio Nobel de Paz que entrega el gobierno sueco.
Pero ¿Por qué? Sencillo, Parece que en los últimos años el Comité del Nobel de Paz ha premiado la guerra, la muerte y la impunidad; mientras ha ignorado a verdaderos gestores de paz.
El principal gestor de paz que los suecos han ignorado es Mahatma Gandhi, quien fue nominado varias veces. El político indio, que se convirtió en un símbolo del movimiento pacifista en el siglo XX nunca recibió el premio.
En 2006, el historiador noruego Geir Lundestad, entonces presidente del Comité del Nobel dijo que no haber reconocido los logros de Gandhi había sido el mayor fallo en la historia de los Nobel.
Los fracasos del nobel de paz
Sin embargo, los fracasos de los nobel de paz son extensos, notorios y repetitivos.
En 1973, Henry Kissinger, quien se desempeñaba como secretario de Estado de Estados Unidos, recibió el Nobel de la Paz.
Este político se vio envuelto en escándalos como los bombardeos secretos en Camboya o el apoyo a regímenes militares en Sudamérica.
Por esto, dos miembros del comité de los Nobel presentaron su renuncia y el New York Times se refirió al premio como el Nobel de la Guerra.
En 2002 le entregaron al expresidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, el premio nobel por su búsqueda de “soluciones pacifistas”. La cuestión es que durante su mandato sucedió la crisis de los rehenes en Irán. Su falta de carácter para manejar la crisis generó que 8 estadounidenses perdieran la vida y le costó la reelección a la presidencia en 1980.
Más y más premios a la guerra
En 2009, el galardón fue para Barack Obama. Obama llegó a escribir en sus memorias que su primera reacción al enterarse fue preguntar «¿por qué?»
Solo llevaba nueve meses como presidente de Estados Unidos y muchos críticos calificaban de prematura la concesión de tan importante galardón. De hecho, el plazo para enviar nominaciones había vencido solo 12 días después de que Obama jurara como presidente.
En 2015, el ex director del Instituto Noble, Geir Lundestad, insinuó en declaraciones a la BBC que el comité que decidió premiar a Obama se arrepintió después de su decisión.
Los 8 años de la administración Obama se caracterizó por mantener la guerra en Afganistán, Irak y Siria y por no hacer nada por la paz. Si contar que su administración se vio envuelta en el escándalo de meter niños inmigrantes en jaulas y separar familias.
El caso colombiano
En 2016, el galardón fue otorgado el expresidente colombiano Juan Manuel Santos. En esta ocasión, el Comité sueco no solo premió la guerra, sino que premió la impunidad de crímenes de lesa humanidad, un atentado contra la democracia, y la continuación del derramamiento de sangre en Colombia.
Santos presentó unos acuerdos que firmó con el grupo terrorista FARC, los cuales sometió a votación a través de un plebiscito para ver si el pueblo colombiano los aprobaba. Después de cientos de mentiras, Santos y el grupo terrorista perdieron el plebiscito; sin embargo, decidieron desconocer la voluntad popular y ejecutar los espurios acuerdos.
¿El resultado? El conflicto en Colombia se ha intensificado, el país esta nadando en coca, las víctimas no han sido reparadas ni se les ha dicho la verdad.
Pero lo más indignante, los terroristas de las FARC, que cometieron crímenes de lesa humanidad, fueron premiados con puestos en el congreso, a los cuales acceden sin necesidad de ganar elecciones.
El caso más reciente
En 2019, el premio fue para el presidente de Etiopía, Abiy Ahmed Ali. Este socialista fue galardonado “por sus esfuerzos por lograr la paz y la cooperación internacional”.
Un año después, el presidente y nobel de “paz” es acusado de genocidio. En la comunidad internacional surgieron críticas a la decisión de Ahmed de desplegar tropas en la región de Tigray, en el norte de Etiopía.
Los combates han dejado miles de muertos y la ONU describió lo ocurrido como una «destrucción desoladora».
Otros fracasos del Nobel de paz
Aung San Suu Kyi (1991) permitió la persecución contra los musulmanes rohingyas en Myanmar. El líder israelí Menachem Begin, ganador del premio en 1978 por los acuerdos de Camp David, anunció la invasión del Líbano en 1982. El líder comunista Mikhail Gorbachov, quien ganó el Nobel en 1990 por su papel pacificador al final de la Guerra Fría, envió tanques en 1991 para detener la independencia de los países bálticos.